En pleno barrio de Retiro, la Biblioteca Ricardo Güiraldes no solo resguarda un valioso acervo bibliográfico, sino que también late como un faro cultural que conecta pasado y presente.
Desde Retiroweb recorremos la historia y el presente de la Biblioteca Ricardo Güiraldes, inaugurada en 1953 y actualmente sede de la Gerencia Operativa de Bibliotecas y Promoción de la Lectura. Un espacio que nació en un elegante palacete familiar y que hoy abre sus puertas a la comunidad con libros, documentos y memoria viva.
“Esta biblioteca no es solo un depósito de libros: es un lugar donde la historia se respira y la cultura se comparte”, nos dicen desde la Gerencia, mientras avanzamos por sus pasillos repletos de estanterías y luz natural filtrándose por los ventanales.
La historia de este espacio comienza con el Decreto 2692/52, que dio origen a la Biblioteca Central, inaugurada el 15 de junio de 1953 en Carlos Pellegrini 1174. En 1982, se trasladó a su actual sede en Talcahuano 1261, recibiendo el nombre de Ricardo Güiraldes por Ordenanza 37385.
El edificio, cargado de historia, fue construido en 1921 por encargo del doctor Federico Helguera y su esposa María Luisa Padilla, como residencia familiar. Ellos lo habitaron hasta 1943. Los Helguera-Padilla eran de origen tucumano; el doctor Helguera, hijo de un gobernador, fue ministro y diputado nacional por Tucumán, y más tarde juez en los tribunales porteños. Tras el fallecimiento de Federico en 1939, María Luisa vivió allí hasta vender la propiedad en 1943. Falleció en 1947, y la casona pasó por varios dueños hasta que, en 1980, la entonces Municipalidad la expropió.
Desde 1982, el lugar es sede de la Biblioteca Ricardo Güiraldes, que además alberga la Biblioteca Tesoro Circe y coordina la Red de Bibliotecas Públicas de la Ciudad.
Su patrimonio cultural es vasto y diverso:
-
Bibliotecas en soporte papel y electrónico.
-
Fondos documentales que incluyen materiales visuales, textuales y sonoros.
Cada sala parece tener un carácter propio. Algunas invitan a perderse entre novelas y poesía; otras, más silenciosas, conservan documentos históricos y grabaciones sonoras que son verdaderas joyas patrimoniales. En mi recorrido, percibo que aquí cada rincón tiene una historia para contar, y que la arquitectura del edificio —con sus molduras, pisos de madera y escalera principal— es parte esencial de esa narrativa.
La biblioteca es también un centro activo de promoción de la lectura, organizando actividades, charlas y talleres que buscan acercar la literatura y el conocimiento a todas las edades. La Gerencia que aquí funciona coordina proyectos que enlazan lo tradicional con lo digital, desde colecciones impresas hasta plataformas electrónicas.
En un barrio como Retiro, donde la mezcla de pasado y presente se ve en cada esquina, la Biblioteca Ricardo Güiraldes se erige como un espacio de continuidad cultural. No es solo un refugio para lectores, sino un lugar donde la comunidad puede encontrarse, aprender y conservar la memoria colectiva.
Caminar por esta biblioteca es recorrer casi un siglo de historia porteña. Desde Retiroweb, celebramos que este palacete transformado en templo del saber siga siendo un punto de encuentro donde las páginas, ya sean de papel o digitales, siguen uniendo a generaciones enteras bajo un mismo techo.