El Jefe de Gobierno ordenó a la Policía de la Ciudad que actúe con firmeza ante quienes revuelvan basura o ensucien el espacio público: deberán limpiar lo que ensucien y enfrentarán multas si se niegan. Los nuevos contenedores antivandálicos, clave para enfrentar el problema.

A partir de esta semana, quien revuelva los contenedores y deje basura en las calles porteñas enfrentará una orden directa: limpiar de inmediato o ser sancionado. La decisión, anunciada por el Jefe de Gobierno Jorge Macri, busca poner un freno al creciente vandalismo urbano, reforzar la higiene y cuidar el esfuerzo de vecinos y trabajadores de limpieza.

“Di la orden al Ministerio de Seguridad y a la Policía de la Ciudad que, si encuentran a alguna persona o grupo de personas removiendo basura de los contenedores y ensuciando nuestra ciudad, les exijan que limpien y ordenen todo de inmediato. Si se niegan, que los sancionen según la normativa vigente”, declaró Jorge Macri, marcando el tono firme de la nueva etapa en la gestión de residuos urbanos.

Esta medida surge en un contexto crítico: más de 25.000 contenedores fueron vandalizados en la Ciudad en apenas seis meses. Como cronista y vecino de Retiro, no puedo dejar de notar la frecuencia con la que vemos bolsas rotas, basura desparramada y contenedores dañados en las veredas. Y esta nueva política no busca criminalizar la pobreza, sino defender el espacio público y garantizar que todos podamos vivir en una ciudad más limpia y ordenada.

El marco legal que sustenta esta acción está claro:

  • El Artículo 94 del Código Contravencional establece que quien “mancha o ensucia por cualquier medio bienes públicos o privados” puede recibir entre 1 y 15 días de trabajos comunitarios o pagar una multa de 81 a 1217 unidades fijas, lo que hoy equivale a entre $59.259 y $890.360, según el valor vigente de la unidad fija: $731,62.

  • La sanción se duplica si el hecho ocurre desde un vehículo motorizado o si afecta estatuas, monumentos, templos religiosos, hospitales o estaciones de transporte.

  • Si bien en bienes privados la acción requiere denuncia del propietario, la excepción se aplica a lugares como templos, que están protegidos sin necesidad de esa instancia.

Pero ¿qué tan grave es el problema? Las cifras lo dicen todo:

  • En la Ciudad hay 33.045 contenedores, de los cuales 28.456 son negros o grises (basura general) y 4.589 verdes (residuos reciclables).

  • De enero a junio de este año, fueron vandalizados 25.546 contenedores, es decir, más de 4.200 por mes.

  • En muchos casos, los daños son reparables (reposición de pedales, tapas o tensores), pero en otros, los contenedores quedan totalmente inutilizables.

  • Esta situación afecta directamente la recolección y genera una percepción de abandono que deteriora la convivencia urbana.

La Ciudad ya empezó a actuar:

  • Se instalaron 7.000 contenedores antivandálicos, pensados para responder al vandalismo y dificultar el acceso desde afuera.

  • Estos nuevos modelos incorporan un sistema tipo buzón con tapa de resorte, que impide que la basura se retire una vez depositada.

  • Además, evitan el derrame de líquidos, dificultan que alguien se introduzca en su interior y bloquean el ingreso de residuos voluminosos, que a menudo terminaban obstruyéndolos o rompiéndolos.

  • La colocación prioritaria de estos contenedores fue en zonas de alta denuncia por problemas con la basura, un criterio que apunta a resolver el problema desde el foco del conflicto.

Como vecino que recorre el barrio todos los días, valoro estas mejoras. No es raro ver cómo un contenedor que a la mañana está en perfecto estado, al mediodía aparece con la tapa rota y, por la noche, rodeado de bolsas abiertas y desperdicios. La situación, muchas veces, tiene causas sociales complejas, pero eso no justifica que el espacio público quede librado al deterioro.

Además, es fundamental recordar que:

  • La basura debe sacarse entre las 19 y las 21, de domingo a viernes.

  • Los comercios gastronómicos están obligados a separar residuos y embolsarlos correctamente.

  • La recolección de residuos voluminosos o restos de obras se puede coordinar gratuitamente con el Gobierno porteño, ya sea a través de BOTI o la Línea 147.

Detrás de esta decisión política hay un mensaje claro: cuidar la Ciudad es una responsabilidad compartida, y no podemos permitir que el esfuerzo de tantos se vea desbordado por el accionar de unos pocos.

Con esta medida, el gobierno porteño busca más que castigar: pretende dar una señal clara de orden y convivencia. Y como vecino, creo que todos merecemos caminar por calles limpias, sin bolsas abiertas ni contenedores rotos. Si queremos una ciudad mejor, debemos empezar por respetarla.