Con una fuerte inversión en infraestructura sanitaria, el Gobierno porteño avanza en la renovación y expansión de los Centros de Salud y Acción Comunitaria. Son 50 los CeSACs que hoy ofrecen atención integral, gratuita y de cercanía en los barrios.

La salud pública no se mide solo en camas de hospital. Se mide en proximidad, en rostros conocidos, en turnos que llegan a tiempo y en profesionales que acompañan. Por eso, desde el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires se está llevando adelante un ambicioso plan de obras para remodelar, ampliar e inaugurar nuevos Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSACs), que son la puerta de entrada al sistema sanitario porteño.

“El CeSAC es más que un centro médico: es un espacio donde el vecino se siente escuchado, cuidado y contenido. Nuestra meta es fortalecer el primer nivel de atención porque ahí es donde empieza el derecho a la salud”, afirman desde el Ministerio, al presentar los avances de las obras en curso.

Acompañé a un equipo de promotores de salud en una recorrida por uno de los CeSACs en plena obra de remodelación. El movimiento es incesante. Se escuchan taladros, voces que dan indicaciones, obreros que colocan paneles, médicos que mientras tanto continúan atendiendo como pueden. “Acá no se frena nunca”, me dice una pediatra con una sonrisa de costado. La frase resume el espíritu de estos espacios que sostienen, muchas veces en silencio, la salud de miles.

Hoy, la Ciudad cuenta con 50 CeSACs distribuidos estratégicamente en todo el territorio porteño. Se trata de centros que ofrecen atención gratuita e integral, sin necesidad de obra social ni derivaciones. Son la primera respuesta frente a una fiebre, un control, una duda, una urgencia o un diagnóstico.

El CeSAC no es solo un consultorio. Es mucho más que eso:

  • Médicos generalistas, clínicos, pediatras, tocoginecólogos, entre otros profesionales, atienden diariamente a cientos de personas.

  • Cuentan con equipos interdisciplinarios: trabajadores sociales, psicólogos, obstetras, nutricionistas, fonoaudiólogos, psicopedagogos, odontólogos y promotores de salud.

  • Brindan vacunación gratuita, con calendario completo para todas las edades.

  • Tienen servicio de farmacia, que garantiza la entrega de medicamentos esenciales.

  • Y lo más importante: el seguimiento se hace a partir de la historia de salud integral de cada paciente, una herramienta clave para garantizar atención personalizada y continua.

Además de las consultas, cada CeSAC se convierte en un espacio de encuentro para la comunidad. Se dictan talleres, charlas, campañas de prevención, actividades para embarazadas, jornadas de salud sexual, alimentación saludable y mucho más. Todo eso también es cuidar.

Lo que también me sorprendió fue la articulación fluida con los CEMAR (Centros de Especialidades Médicas Ambulatorias de Referencia). Cuando un paciente necesita estudios o atención especializada que no requieren internación hospitalaria, es derivado a estos centros. Es un sistema ágil, eficaz y centrado en la persona. Y eso, en la práctica, se nota.

Este modelo de atención busca descentralizar la salud, acercarla a los barrios, disminuir tiempos de espera y garantizar que todos los vecinos y vecinas, sin importar su condición económica, accedan a una atención digna y oportuna. Y no es solo una consigna. Se traduce en hechos concretos: obras, equipos nuevos, más profesionales, tecnología e infraestructura.

En palabras del personal de salud: “Cuando alguien cruza la puerta del CeSAC, no es un número. Es una historia, una familia, un proceso. Nuestro trabajo es acompañar desde ese primer momento y estar siempre, incluso cuando no hay síntomas visibles”.

Otro aspecto clave del modelo de atención en estos centros es el enfoque en la prevención y la promoción de la salud. Porque la salud no empieza cuando uno se enferma. Empieza mucho antes: en la educación, en los controles, en la contención emocional, en el entorno.

Como periodista y como vecino, pude ver el impacto que tienen estos espacios. Para muchas personas mayores, por ejemplo, el CeSAC es el único lugar donde no solo reciben atención médica, sino también conversación, escucha, compañía. Para madres y padres jóvenes, es una guía indispensable en la crianza y cuidado de sus hijos. Para adolescentes, un lugar donde informarse, consultar, prevenir.

Los CeSACs son, en definitiva, una red silenciosa pero vital que sostiene la salud pública desde abajo, desde el territorio, desde la confianza que solo puede construir lo cercano.

En un contexto donde muchas veces se habla de salud en términos de crisis, mirar lo que pasa en los CeSACs es recuperar una esperanza concreta: la de una salud que no se aleja, que no excluye y que empieza, como todo lo importante, bien cerca de casa.