Con más de 70 años de historia y un edificio que fue residencia de una influyente familia tucumana, la Biblioteca Central de la Ciudad no solo conserva libros: también resguarda la memoria cultural de Buenos Aires.
La Biblioteca Ricardo Güiraldes, conocida como Biblioteca Central de la Ciudad, no es sólo un espacio para lectores: es una joya arquitectónica y cultural que guarda entre sus estanterías no sólo libros, sino también fragmentos de la historia porteña. Fundada en 1953, y desde 1982 instalada en Talcahuano 1261, esta biblioteca es un faro para la promoción de la lectura, la memoria documental y el encuentro ciudadano.
“Este lugar no es sólo una biblioteca, es parte del alma cultural de Buenos Aires. En cada sala, en cada estante, se puede leer la historia de la ciudad y de quienes la habitaron”, sostienen desde la Gerencia Operativa de Bibliotecas, que hoy funciona en el mismo edificio y coordina la Red de Bibliotecas Públicas de la Ciudad.
Como periodista de Retiroweb, recorrí los pasillos de esta imponente casona de Recoleta, que alberga mucho más que libros. Se respira historia en sus techos altos, sus escaleras de mármol y sus vitrales centenarios. No es un simple edificio: es un símbolo vivo del valor que tiene la cultura cuando se preserva con conciencia y visión.
La Biblioteca Ricardo Güiraldes fue creada oficialmente por el Decreto 2692/52 y abrió sus puertas el 15 de junio de 1953 en la calle Carlos Pellegrini 1174. Años después, en 1982, se trasladó a su actual sede, un edificio que guarda su propio relato.
Una casa con historia
El inmueble que hoy ocupa la biblioteca fue, originalmente, la residencia familiar del Dr. Federico Helguera y María Luisa Padilla, construida en 1921. Ambos miembros de familias tucumanas influyentes, vivieron allí hasta 1943.
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Federico Helguera Padilla fue juez de los tribunales porteños, hijo del gobernador tucumano homónimo.
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María Luisa Padilla, hermana del gobernador Ernesto Padilla, vivió en la casa hasta su venta en 1943.
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Tras una sucesión de propietarios, el edificio fue expropiado por la Municipalidad en 1980 y adaptado como sede de la Biblioteca Central en 1982.
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Ese mismo año, recibió el nombre de Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra, por la Ordenanza 37385.
Mucho más que libros
Hoy, además de su función tradicional, la biblioteca alberga:
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La Gerencia Operativa de Bibliotecas y Promoción de la Lectura, encargada de articular actividades y políticas en las 30 bibliotecas públicas de la Ciudad.
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La Biblioteca Tesoro Circe, especializada en conservar materiales raros, valiosos o únicos.
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Un valioso archivo de bienes culturales, entre ellos:
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Fondos documentales visuales, textuales y sonoros
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Libros en papel y formato electrónico
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Materiales históricos, literarios y académicos
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Su catálogo combina obras clásicas y contemporáneas, y sus servicios incluyen actividades para todas las edades, préstamos, exposiciones, charlas y acceso gratuito a internet.
La Biblioteca es, además, un punto de encuentro para estudiantes, investigadores, vecinos del barrio y visitantes de paso, que descubren entre sus paredes un rincón sereno y estimulante en plena ciudad.
“Las bibliotecas son puentes entre el pasado y el futuro. La Ricardo Güiraldes no solo guarda libros: protege identidades, y permite que la cultura circule libremente”, afirmaron desde su equipo de trabajo.
Desde Retiroweb, me fui con la certeza de que este lugar no solo conserva saberes: los comparte, los actualiza y los vuelve accesibles. En tiempos donde todo parece ir rápido, la Biblioteca Ricardo Güiraldes invita a detenerse, leer, y reconectar con lo esencial: la cultura viva que nos hace comunidad.