Entre el cielo porteño y el reflejo dorado del Río de la Plata, Garibaldi se alza como una experiencia que va mucho más allá de una simple salida a comer. Es un mirador, un ritual gourmet, un punto de encuentro donde la buena comida, la vista panorámica y el espíritu relajado de Buenos Aires se funden en una sola postal.

Un restaurante que empieza en el piso 19 y llega hasta el 22 suena ambicioso, pero nada te prepara para lo que se vive allá arriba: el sol cayendo sobre el río, una copa helada en la mano y el murmullo suave de un lugar donde cada detalle está pensado para disfrutar. 🌅🍷

“Queríamos crear un espacio que capture lo mejor de Buenos Aires: su energía, su mezcla, su elegancia sin pretensiones”, me dijo uno de los encargados mientras recorríamos la terraza. Y lo lograron. Garibaldi es ese tipo de lugar donde uno siente que la ciudad late bajo los pies, pero a la vez se puede respirar calma.

Ubicado en Av. Rafael Obligado 4899, dentro del complejo de Puerto Norte, Garibaldi es hoy uno de los rincones más llamativos y sofisticados de la Costanera. Abre de martes a domingos, con horarios amplios: el restaurante funciona de 11 a 00, mientras que el bar extiende su magia hasta las 2 de la mañana.

En su terraza —ubicada en el piso 22— uno puede ver desde el Obelisco hasta la Torre de los Ingleses, pasando por la Casa Rosada, la Reserva Ecológica de Puerto Madero y hasta el Luna Park. Todo, con el Río de la Plata extendiéndose como un espejo gigante que cambia de color con cada minuto del atardecer. Es el escenario perfecto para un after office, una cita especial o simplemente para sentirse turista en la propia ciudad.

🍽️ Una carta que invita a quedarse:
La propuesta gastronómica de Garibaldi combina lo clásico con lo innovador. Hay opciones para todos los paladares, y se nota el cuidado en cada plato. En mi visita, no pude resistirme a probar varios de los imperdibles:

  • Ceviche fresco, con ese toque cítrico que despierta el apetito.

  • Langostinos en salsa de ostras, una fusión entre lo marino y lo exótico.

  • Risottos de distintos estilos, cremosos y perfectamente balanceados.

  • Milanesas y cortes de parrilla que honran la tradición argentina.

  • Y para quienes prefieren opciones sin carne, el brochette vegetariano con zucchini, morrón, berenjena, cebolla y hongos parís al grill es una delicia que no tiene nada que envidiarle a los platos más contundentes. 🥦🔥

🍣 Un viaje gastronómico dentro del viaje:
Garibaldi no se limita a ser un restaurante: es un concepto vertical. Cada piso tiene su propia identidad:

  • En el piso 19, está el restaurante principal y una barra donde la coctelería de autor marca el ritmo de la noche.

  • En el piso 20, se abre paso un espacio omakase japonés, con platos curados por un chef especializado en cocina asiática y un menú de preparaciones crudas que sorprenden por su precisión.

  • En el piso 21, la cocina es el corazón del edificio: ahí se gestan los aromas que luego invaden los cuatro niveles.

  • Finalmente, en el piso 22, la terraza es la joya del lugar: un bar al aire libre donde se mezcla la sofisticación con un ambiente relajado y divertido. Ideal para mirar la ciudad desde arriba con un gin tonic o un trago de autor en la mano. 🍸

💬 “Garibaldi nació para que la gente viva una experiencia completa. No se trata solo de comer, sino de sentir Buenos Aires desde otro ángulo”, me explicó uno de los bartenders mientras preparaba un cóctel con espuma de jengibre.

Cada mesa, cada trago, cada vista parece diseñada para el disfrute. Y hay algo especial en ver cómo el sol se esconde detrás del río mientras el cielo se tiñe de naranja. Ese momento, con la música suave de fondo y la brisa porteña acariciando el rostro, es impagable.

Además, el servicio acompaña la experiencia: los mozos son atentos sin invadir, los bartenders saben recomendar según tus gustos, y el ambiente se mantiene equilibrado entre lo chic y lo descontracturado.