A un siglo de su inauguración, el monumento a Leandro N. Alem sigue siendo símbolo de lucha, modernidad y república. Una obra que no solo honra al hombre, sino también a sus ideas.

En 1925, Buenos Aires inauguraba un homenaje en bronce y piedra al fundador de la Unión Cívica Radical, Leandro N. Alem. Cien años después, el monumento creado por el escultor boquense Pedro Zonza Briano no solo mantiene su presencia física en la ciudad, sino también su peso simbólico en la historia política nacional.

“Este monumento no representa solamente a un político, sino a un espíritu reformista que todavía nos interpela”, me dijo un historiador radical durante una recorrida por el sitio. “Alem fue mucho más que el fundador de un partido: fue un agitador de conciencias en tiempos de oscuridad”.

Como periodista de Retiroweb y vecino de Buenos Aires, recorrer la ciudad con ojos atentos es parte de mi oficio y mi rutina. Pero no todos los días se cumplen cien años de un hito que combina arte público, memoria política y patrimonio ciudadano. El Monumento a Leandro N. Alem, ubicado frente a la estación homónima del subte porteño, cumple este año su primer centenario, en medio de una ciudad que cambia, pero también se aferra a sus símbolos.

La obra fue realizada por Pedro Zonza Briano, escultor nacido en La Boca en 1886, y representa a Alem de pie, en actitud reflexiva, con un poncho criollo y la mano levantada. En su pedestal de granito, lo acompañan inscripciones que resumen la esencia de su vida pública: república, libertad, civismo.

Este homenaje fue inaugurado en 1925, apenas 34 años después del fallecimiento de Alem, y fue una de las primeras esculturas urbanas en representar a un político civil sin uniforme ni arma, rompiendo así con el imaginario heroico tradicional que dominaba el espacio público hasta entonces.

Entre los elementos más destacados del monumento:

  • Fue financiado por aportes populares y promovido por militantes radicales que querían perpetuar la figura de su líder.

  • El emplazamiento no es casual: está en el corazón del microcentro porteño, en un área de alto tránsito y visibilidad.

  • El autor, Zonza Briano, también diseñó otras piezas clave del paisaje urbano, como el monumento a Garibaldi en Plaza Italia.

  • La escultura fue restaurada en distintas ocasiones, la más reciente en 2013, como parte del plan de conservación del patrimonio histórico de la Ciudad.

Pero más allá de lo artístico o lo conmemorativo, lo que impacta hoy es la vigencia del mensaje. Alem —que vivió entre 1842 y 1896— fue uno de los grandes impulsores del sistema democrático en Argentina, adversario del fraude electoral y defensor de la soberanía popular. Su legado es, en muchos sentidos, el inicio de la política moderna en el país.

Durante mi recorrida, observé que el monumento no pasa desapercibido. Turistas se detienen, vecinos le rinden respeto casi sin notarlo, y hasta los trabajadores de la zona lo usan como punto de encuentro. Me pareció ver algo de Alem en esa cotidianeidad: alguien que, sin buscarlo, sigue generando encuentros y conversación, incluso un siglo después.

Desde Retiroweb, celebro que el homenaje a Leandro N. Alem no sea solo una estatua en pie, sino una idea que perdura. Porque hay símbolos que no se oxidan, y convicciones que —como el bronce— resisten al tiempo.