En plena Plaza San Martín, una joya escultórica que fusiona historia, arte y memoria nacional se impone como testigo del tiempo. Desde Retiroweb, recorremos el primer monumento ecuestre de Buenos Aires y revivimos su impacto en la identidad argentina.

A metros de la estación de trenes, entre árboles centenarios y turistas con cámara en mano, el Monumento al General San Martín y a los Ejércitos de la Independencia se levanta como un homenaje eterno a quien forjó gran parte de nuestra libertad. Esta obra imponente, inaugurada en 1862 y embellecida durante el centenario de la Revolución de Mayo, no sólo representa al prócer, sino también la fuerza simbólica de las batallas que marcaron el destino de América del Sur.

“El monumento no es sólo una pieza artística: es un relato silencioso que narra, en piedra y bronce, la gesta libertadora. Es imposible pasar por la plaza y no detenerse, aunque sea un minuto, a contemplarlo”, me dice Ernesto L., vecino de Retiro y guía histórico voluntario, mientras señala los bajorrelieves del pedestal.

Ubicado en el centro de la Plaza San Martín —uno de los espacios públicos más emblemáticos de Buenos Aires— este monumento fue una obra pionera en su tipo: el primero de carácter ecuestre que tuvo la ciudad. Fue realizado por el escultor francés Louis Daumás y presentado oficialmente en 1862, marcando un antes y un después en el paisaje urbano de la época.

Medio siglo después, con motivo del Centenario de la Revolución de Mayo en 1910, se decidió embellecerlo y expandir su significado. La tarea fue encomendada al escultor alemán Gustav Eberlein, quien sumó nuevas piezas cargadas de simbolismo:

  • Basamento en granito sueco, que da robustez y solemnidad a la obra.

  • Esculturas, placas y emblemas en bronce fundido, elaboradas con un nivel de detalle impresionante.

  • Cuatro grupos escultóricos laterales:

    • La Partida: representa el inicio de la campaña libertadora.

    • La Batalla: un momento épico de lucha.

    • La Gloria: alegoría del triunfo.

    • El Regreso: la vuelta del héroe a su tierra.

Además, en el frente medio del basamento se encuentra Marte, Dios de la Guerra, símbolo clásico de fuerza y estrategia militar, custodiando la figura de San Martín. A los costados, los bajorrelieves narran visualmente las batallas por la independencia de Argentina, Chile y Perú, convirtiendo el monumento en una auténtica lección de historia al aire libre.

Este conjunto escultórico no solo tiene valor artístico; es parte del ADN patrio. Desde Retiroweb lo caminamos, lo observamos y lo sentimos como una especie de cápsula del tiempo que logra conectar a quien lo visita con un pasado heroico y colectivo.

Por su ubicación estratégica, frente al barrio de Retiro, y por su cercanía con puntos neurálgicos como la estación de trenes, la Torre Monumental y el Kavanagh, el monumento es uno de los sitios más fotografiados por turistas y uno de los más queridos por quienes habitamos esta zona todos los días.

“Para nosotros, esta plaza no sería la misma sin San Martín. Es parte del barrio, parte de nuestra rutina, y también un orgullo”, comparte Mariana, trabajadora de la zona, mientras almuerza en un banco frente al monumento.

Más allá de las visitas escolares, de los actos oficiales o de los paseos guiados, lo cierto es que el Monumento al General San Martín sigue cumpliendo su misión: recordar, inspirar y rendir tributo a quien luchó por la independencia de un continente.

Desde Retiroweb, lo vemos a diario. Lo atravesamos, lo fotografiamos, lo contamos. Y cada vez que lo hacemos, nos reafirmamos en una certeza: en medio del vértigo urbano, esta obra nos recuerda que hubo quienes, con coraje, cambiaron la historia para siempre.