En el marco del Día del Ambiente, alumnos de nivel secundario participaron de una experiencia educativa única que conectó la teoría con la práctica, sembrando el germen de un futuro más sustentable desde las aulas porteñas.
Una salida escolar puede cambiarlo todo. Durante dos jornadas educativas organizadas por la Gerencia Operativa de Educación para la Sustentabilidad (GOES), estudiantes del Colegio Reconquista N.° 12 DE 15 vivieron una experiencia transformadora: aprendieron cómo funciona un edificio sustentable por dentro, dialogaron con especialistas, recorrieron instalaciones certificadas y comenzaron a proyectar, con conocimientos concretos, su propio diseño de un hotel con enfoque sustentable.
“Queremos que los estudiantes comprendan que la sustentabilidad no es una idea lejana, sino una práctica cotidiana y posible. Esta experiencia busca inspirar, pero sobre todo, empoderar a los jóvenes como agentes de cambio”, explicó una de las especialistas del Programa Escuelas Verdes que acompañó las actividades.
La experiencia se dividió en dos jornadas que ofrecieron un recorrido completo por la sustentabilidad aplicada. El jueves 5 de junio, el primer destino fue el Ministerio de Educación de la Ciudad, un edificio que ostenta con orgullo la certificación más alta del Sello Verde y que se erige como modelo de eficiencia ambiental. Luego, el grupo se trasladó a la planta de reciclaje del programa ATR, ubicada en el Barrio Mugica, un espacio que demuestra cómo la economía circular se puede implementar en entornos urbanos complejos.
Allí, los alumnos participaron en charlas a cargo de expertos de los programas Ciudadanía Global, Ministerio Sustentable y Escuelas Verdes. La información no se quedó en lo abstracto: caminaron por pasillos con iluminación LED con sensores de movimiento, tocaron ventanas con doble vidriado hermético, examinaron griferías de bajo consumo, y subieron a la terraza para observar en funcionamiento paneles y colectores solares. Incluso exploraron el sistema de separación de residuos y compostaje, entendiendo el ciclo completo de gestión de residuos.
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El Ministerio de Educación cuenta con la máxima certificación ambiental gracias a:
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Sistemas de ahorro de agua y energía.
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Ventilación natural y materiales reciclables.
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Energía renovable integrada mediante paneles solares.
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Procesos de compostaje y separación de residuos.
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La planta de ATR en el Barrio Mugica refuerza la enseñanza con ejemplos de reciclaje comunitario y trabajo social integrado.
La segunda jornada, el viernes 6 de junio, fue distinta, pero igual de enriquecedora. Esta vez, el aula fue el propio Colegio Reconquista, ubicado en Av. Triunvirato 4992, en el barrio de Villa Urquiza. Allí, representantes del programa Ministerio Sustentable brindaron una charla dinámica y participativa. El foco estuvo en cómo trasladar lo aprendido a un proyecto concreto: el diseño de un hotel sustentable, que los estudiantes ya están planificando en el marco de una materia integradora.
No se trató de repetir contenidos, sino de dialogar y construir colectivamente una idea: que un edificio no es solo una estructura, sino un sistema vivo, y que cada decisión de diseño (materiales, ventilación, consumo, ubicación, reciclaje) puede ser una oportunidad de reducir el impacto ambiental.
La propuesta de estas jornadas fue articulada desde tres programas de la GOES, con un objetivo común: lograr que los jóvenes identifiquen prácticas sustentables en un entorno real y las incorporen en proyectos escolares que tengan impacto fuera del aula.
Ese impacto ya se siente. Hablando con los chicos, me contaron que ahora, cuando caminan por la ciudad, miran las terrazas buscando paneles solares, se fijan si los tachos tienen separación y notan si las luces se prenden solas. Son gestos mínimos, pero reveladores. La sustentabilidad ya no es un tema de otro, sino algo que está al alcance de sus decisiones.
“Queremos diseñar un hotel que no solo sea sustentable en lo técnico, sino que promueva el turismo responsable y genere conciencia en quienes lo visiten”, dijo una alumna de cuarto año. Y esa frase sintetiza a la perfección el espíritu del proyecto: pensar en la sustentabilidad como un acto colectivo, una suma de saberes, acciones y decisiones que pueden transformar ciudades y culturas enteras.
Además, esta propuesta hace hincapié en los tres ejes del desarrollo sustentable:
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Social, porque promueve la inclusión y la participación comunitaria.
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Económico, porque plantea modelos eficientes y responsables.
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Ambiental, porque reduce el impacto ecológico desde la planificación.
Tecnología, innovación, conciencia ecológica y protagonismo estudiantil: eso fue lo que se vivió en estas dos jornadas. Una combinación que difícilmente se olvide y que, sin dudas, dejará huella no solo en los proyectos educativos, sino en la vida cotidiana de quienes participaron.
Las jornadas del Día del Ambiente nos dejaron una certeza: la sustentabilidad se aprende haciendo. Y cuando los jóvenes conectan el saber con el hacer, no solo proyectan edificios verdes, sino que construyen las bases de un mundo mejor.