En Retiroweb recorrí la renovada plaza de Sánchez de Bustamante 759 y comprobé cómo una intervención inteligente puede devolverle vida a un espacio que los vecinos casi habían dejado de usar.

Cuando llegué al Patio Abasto, lo primero que sentí fue sorpresa: lo que antes era un rincón desgastado y sin identidad hoy vibra con color, energía y movimiento. Las obras transformaron sus 502 m² en un patio de juegos con enfoque deportivo, coronado por un “circuito ninja” que invita a chicos y grandes a volver a apropiarse del espacio. Desde Retiroweb pude registrar en primera persona cómo este lugar recuperó su esencia barrial. 💛🏙️

“Queríamos un patio que volviera a ser de los vecinos, que motive a moverse y a encontrarse”, me dijo un integrante del equipo técnico mientras me mostraba los nuevos dispositivos lúdicos. “La idea fue combinar juego, deporte e identidad”. Esa frase resumió el espíritu del proyecto.

El Patio Abasto, ubicado en Sánchez de Bustamante 759, en el barrio de Almagro (Comuna 5), atravesó una renovación integral pensada para actualizar su funcionalidad y devolverle atractivo. Durante mi visita, varios vecinos me contaron que, antes de la obra, el desgaste de los juegos y la ausencia de una temática clara habían provocado que el espacio quedara casi en desuso.

La intervención apuntó a modernizar y, al mismo tiempo, generar un entorno que convoque a la actividad física cotidiana y al juego colaborativo. El nuevo diseño mantiene los 502 m², pero completamente reversionados. Entre los cambios más destacados pude observar:

  • 🟦 “Circuito ninja”: un recorrido con estructuras que desafían fuerza, equilibrio y destreza, pensado para jugar individualmente o en grupo.

  • 🎠 Juegos tradicionales: se sumó un pórtico de hamacas que recupera el espíritu clásico de plaza barrial.

  • 🎨 Murales temáticos: dos medianeras intervenidas artísticamente que enmarcan el predio y le otorgan identidad visual.

  • 🪑 Sector de mesas y bancos: restaurado con limpieza, pintura y mejoras para potenciar su uso como espacio de encuentro social.

Mientras caminaba por el lugar, noté que la intención no fue solo renovar sino reactivar. Familias que pasaban me comentaron que ahora sienten el sector más seguro, más cuidado y más atractivo para volver a reunirse. Esto confirma uno de los objetivos centrales: recuperar la apropiación vecinal.

El proyecto buscó, según fuentes oficiales, fomentar la integración social mediante propuestas que mezclan ejercicio, juego y recreación. Y lo cierto es que el nuevo diseño refleja esa visión. El “circuito ninja”, en particular, se convirtió en la estrella del patio: chicos trepando, adolescentes desafiándose entre sí y adultos acompañando con entusiasmo.

También me detuve un rato a observar los murales. Sus colores vivos y formas dinámicas parecen dialogar con el espíritu deportivo del espacio. Son, sin dudas, una pieza clave para darle identidad a un sitio que antes se percibía como neutro y sin carácter.

Todo el sector de bancos, ahora limpio y renovado, empezó a funcionar nuevamente como punto de descanso, charla y encuentro. No faltaron las familias que se sentaron a merendar mientras los más chicos corrían entre los juegos.

En síntesis, la obra no solo modernizó el patio: lo devolvió al barrio.