En el corazón de la Ciudad, Plaza Libertad guarda secretos que mezclan historia, mito y lucha. Desde una mendiga afrodescendiente hasta una batalla revolucionaria, este rincón de Retiro es mucho más que un espacio verde.
A pasos del bullicio de la avenida Santa Fe, la Plaza Libertad parece tranquila. Pero bajo su sombra centenaria late una historia poco conocida y profundamente porteña. Es una de las plazas más antiguas de Buenos Aires y testigo de episodios que la conectan con la marginalidad, la revolución y el arte público. Como cronista, me propuse rescatar esas capas de tiempo que la rutina urbana suele pasar por alto.
“Las plazas no son solo bancos y árboles. Son libros abiertos”, me dijo una vecina del barrio mientras alimentaba a las palomas junto al monumento de Adolfo Alsina. Tenía razón: Plaza Libertad guarda relatos que vale la pena contar.
📜 Un hueco con historia: de Doña Engracia a la Revolución del ‘90
Antes de ser Plaza, este espacio era apenas un baldío sin dueño. A fines del siglo XVIII, una mujer negra —posiblemente llamada Doña Gracia o Doña Engracia— se instaló en esa manzana deshabitada, levantó un rancho precario y, según las versiones populares, regenteaba un pequeño burdel. No hay documentos oficiales, pero la tradición oral del barrio mantuvo vivo su nombre durante décadas. Así nació el “Hueco de Doña Gracia”.
Este detalle no es menor: revela una historia de ocupación marginal en una Buenos Aires aún colonial, donde las mujeres afrodescendientes vivían en los márgenes de una sociedad excluyente. Y aún así, esa figura anónima le dio identidad a un espacio que siglos después seguiría en pie.
Ya en 1822, el lugar recibió su nombre actual: Plaza Libertad, reflejando el espíritu de la época post-independentista. Desde entonces, el nombre permaneció sin alteraciones.
Pero el hito más importante llegó en 1882, cuando se inauguró el monumento a Adolfo Alsina, político clave del siglo XIX, obra del escultor francés Aimé Millet. Con su presencia imponente en el centro de la plaza, el monumento añadió un nuevo significado cívico y artístico al lugar.
Ocho años más tarde, en 1890, la plaza fue escenario de un hecho trascendental: la Revolución del Parque, un levantamiento cívico-militar contra el gobierno nacional. Las crónicas de la época relatan cómo civiles armados se enfrentaron a las tropas oficiales en las inmediaciones de la plaza, transformándola en campo de batalla.
🧭 Hoy, un rincón que merece ser redescubierto
En la actualidad, Plaza Libertad es parte del trazado histórico del barrio de Retiro. Sus bancos sombreados, el monumento a Alsina y su entorno arbolado la convierten en un oasis urbano. Pero pocos de los que caminan por ahí conocen su pasado.
Ubicada entre Paraguay, Marcelo T. de Alvear, Libertad y Talcahuano, esta plaza está rodeada de edificios antiguos, cafés, y el mítico Teatro Colón a pocas cuadras. Es uno de esos espacios donde la historia se respira, aunque no siempre se vea.
🌿 Cerrar los ojos, escuchar y recordar
Hoy, al sentarme un rato en uno de sus bancos, trato de imaginar ese “Hueco de Doña Gracia”, los gritos de los revolucionarios en 1890, y el silencio respetuoso con que se inauguró el monumento a Alsina. Me queda claro que las plazas no son solo espacios verdes: son escenarios vivos de lo que fuimos. Y que, a veces, basta caminar por Retiro para descubrir una Buenos Aires que no sabíamos que existía.